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En defensa de los migrantes centroamericanos

Por José Manuel Ortiz Benítez

El miércoles 9 de diciembre a las 8:00 de la mañana, en el auditórium del Museo David J. Guzmán, había un banner de 3 metros y medio de largo por 2 de alto, que ponía sobre un fondo azul oscuro, “Emigración Mesoamericana: El Drama de los Migrantes en Tránsito(Foto Flicker: Familia salvadoreña llora la muerte de un migrante en Tamaulipas, en el fondo las autoridades salvadoreñas).

Debajo de la frase sobre el maderón azul, tres especialistas del fenómeno migratorio se empleaban a fondo en una discusión sobre el sufrimiento, la vejación y el dolor que absorben los pobres migrantes mesoamericanos en su paso por México.

La elección del título no fue casual, tenía un objetivo específico: alertar a las autoridades públicas salvadoreñas y centroamericanas del drama colectivo de los migrantes centroamericanos en México.

A excepción del independiente, nadie de los diputados invitados, que integran la Comisión de Salvadoreños en el Exterior de la Asamblea Legislativa, acudió a la cita. Cancillería envió a una señorita de verbo dubitativo cuyo nombre ya no recuerdo.

“Asesinatos masivos”, “industria del secuestro”, “maquinaria de aniquilación de migrantes”, fueron algunas de las frases que emplearon acertadamente algunos de los ponentes.

El periodista de El Faro, Oscar Martínez, mostró un documental aterrador, el testimonio de Janet, una de las cocineras de las mafias industriales que practican la tortura y el asesinato contra decenas de cientos de migrantes centroamericanos, en territorio mexicano.

“No podíamos levantar la cara” dice la señorita del guiso, después de pagar su libertad. “$500 para devolverte a tu país, $3,000 para soltarte hacia el norte y sino, pues, ahí estaban los carniceros” con la sierra eléctrica.

“Hasta donde yo se, habían como siete casas, todas muy cerca, y en cada casa había como mínimo 70 personas” secuestradas. “Yo les daba de comer a las 10 de la mañana y las 7 de la noche”. El menú de la mañana era “frijoles sancochados”, el de la tarde, frijoles sancochados, “todos los días ero lo mismo”, dice la cocinera.

–Perros, me decían que los tratara como perros, sigue el testimonio de la muchacha.

En México, la estructura carnívora contra los migrantes consta de los “soldados”, los que se encargan de cuidar día y noche a los cientos de migrantes secuestrados; “los patrulleros”, los que coordinan con las autoridades públicas para cazar a los “mojarras” en el tren y en la calle; y los “carniceros”, los que descuartizan los cuerpos de aquellos migrantes capturados por los que nadie responde, continúa Janet en un testimonio doloroso, duro de tragar.

“Ellos destazan a la gente y los meten a un barril y les prenden fuego” rompe en llantos la cocinera Janet, de 30 años de edad, de nacionalidad salvadoreña.

El testimonio en sí mismo de esta valiente mujer podría servir en una instancia internacional para presionar a México hacer cumplir la ley, su ley, y los acuerdos internacionales de protección al migrante que el propio México ha redactado y promovido en organismos multilaterales.

El excelentísimo Vicecanciller Mexicano, Rubén Beltrán, sostiene, sin embargo, que los delitos contra los migrantes comienzan en los países de origen, donde operan sendas redes de “enganchadores”.

“Los crímenes que se realizan en México empezaron fuera del país. Los enganchadores, las células del crimen están en Honduras, El Salvador y Guatemala… en esos países hay anuncios clasificados donde se oferta: ‘viaje a Estados Unidos, no camine, garantizamos cuatro intentos ante notario y un teléfono’, vociferó hace unos días el Sr. Beltrán en los medios de comunicación, en defensa del estado mexicano.

Tirar balones fuera en ese tono defensivo no es un lenguaje muy apropiado ni para la cooperación que se necesita ante el problema, ni para la imagen de la diplomacia mexicana que se presta de ser de alto nivel.

Bastaba decir la frase: “en el drama de los migrantes, todos tenemos responsabilidades compartidas” (Foto padre de migrante reclama la desaparición de su hijo).

En efecto, la responsabilidad directa de la emigración recae en los países emisores. También hay una responsabilidad indirecta por parte de los países receptores que globalmente resultan beneficiados por la inmigración, principalmente por la sangre joven y la mano de obra barata que aporta a sus economías. Los problemas sociales que importan los inmigrantes en los países de destino son otro tema, que trataremos en otra columna, otro día.

De momento, conviene aclararle al Sr. vicecanciller mexicano que el drama de los migrantes en México no es un estudio de reparto de obligaciones y responsabilidades del fenómeno migratorio en la región, ni un señalamiento fortuito de los tacuacines locales que lo impulsan, sino una cuestión mucho más simple y terrible: el drama de los migrantes en México tiene que ver con el secuestro, la tortura y el asesinato masivo de miles de migrantes centroamericanos que ocurre y toma lugar en suelo mexicano, con la colaboración pasiva o activa de las autoridades mexicanas.

Es bien simple: México tolera la destrucción masiva de migrantes.

“Tenemos que contar la verdad” dice un periodista ansioso. “Centro América los expulsa y México los mata, sin piedad” dice. Es este último punto que se le pide a México rectificar.

El actual gobierno de México no puede mantener este problema en la quinta prioridad.

No son hechos aislados, es una industria secuestradora que incluye a la banda narcotraficante los zetas, las maras centroamericanas y las autoridades migratorias mexicanas.

Que no se confunda la terminología. Por un lado, está el problema del fenómeno migratorio, una cuestión compleja, multi-causal y, por otro lado, está el secuestro y la tortura de más de 10,000 almas desamparadas que se realiza, no en los países de origen, sino en suelo mexicano, en ese “México Lindo, moderno, pujante y democrático” como dijo en su día el actual presidente Felipe Calderón.

El secuestro y matanza de los migrantes en México es una terrible realidad, que merece ser contada como es: un drama colectivo, de proporciones desconocidas, del que nadie se quiere hacer cargo, excepto las familias que cargan con los muertos.

Otros artículos de esta autor Aquí - José Manuel Ortiz Benítez es editor de Salvadoreños en el Mundo
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5 comments :

  1. Los migrant no importan un carajo a nadie.

    Por eso este problema se agrava.

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  2. A los señores de Chancillería salvadoreña,

    Si este tipo ex consulado de Mexico en Los Angeles es el ejecutor de la nueva politica de proteccion de los migrantes en Mexico, ya pueden ir contando los muertos.

    Este personaje tiene un registro de malos entendimientos con los centroamericanos cuando estuvo al mando del consulado de Mexico en LA.

    Indagen y veran que estan tratando con el leon,

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  3. Mexico ya no es lo antes, es un pais al borde de la autodestrucción.

    34.000 asesinatos en 2010, sin contar los miles de migrantes calcinados por los zetas.

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  4. Este Sr. Canalla Beltran es un comprobado anti centroamericano. Lo probo muy bien durante su desempeño como proconsul mechica en Los Angeles hace una dias atras. Lo que da lastima son las actitudes xenuflexas de los que supuestamente le pagan para que nos defiendan. No hay duda que estamos totalmente desprotegidos.

    Tres veces mojado
    North Carolina

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  5. Al Sr. Beltran es anti centroamericano.

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