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Benjamin Franklin y la Ley del Sueño

José Manuel Ortiz Benítez

El día miércoles 8 de diciembre de 2010, nos levantamos con un sueño: que los demócratas, con la ayuda de 7 valientes republicanos, en la Cámara Baja del Congreso de los Estados Unidos, aprobaban el esperado y esperanzador Dream Act, el decreto legislativo que daría residencia legal a cientos de miles de estudiantes menores de edad, por su esfuerzo académico.

El Dream Act es un pedazo de legislación que ha estado pululando en el ambiente de Washington desde el 16 de agosto de 2001, cuando George Bush, hijo, se disponía a reinar a placer sobre la faz de la tierra.

La fecha de introducción del decreto en los despachos del Capitolio fue maldita desde el principio. Las torres emblemáticas del capitalismo estadounidense, construidas de hierro y hormigón macizo, en downtown Manhattan, se hundieron en las cenizas como casitas de paja aquel nefasto 11 de septiembre de 2001, una fecha que los mortales siempre recordaremos como el día de la infamia que cambió el curso de la historia.

El Dream Act nació muerto. Después del ataque del 11 de septiembre, la Administración Bush enterró cualquier intención socio-migratoria y se dedicó, casi en exclusiva, a la Guerra Contra el Terror, una directiva de seguridad de los Estados Unidos que no tuvo en cuenta ningún límite, ni siquiera el Pacto de Varsovia, que es la última consideración antes de descuartizar al enemigo.

El Dream Act es una pieza de legislación correcta, cabal, coherente con la historia y el futuro de Estados Unidos.

Por un lado, exprime lo mejor de la inmigración: la juventud, la tenacidad y el sentido del “self-made man”, un concepto que Benjamin Franklin, padre de la Nación, un día encarnizó y que luego se transformó en el famoso slogan “The American Dream”, el sueño de los recién llegados a la Unión, el sueño de los jóvenes, de los aventureros, de los emprendedores, de los sufridores, ....el sueño eternamente ligado a la inmigración.

Por otro lado, el Dream Act satisface las exigencias de aquellos ciudadanos más rigurosos al tipificar como beneficiarios potenciales únicamente aquella parte de la población menor de 16 años de edad, que esté en situación irregular, con notas sobresalientes en un centro académico, perfectamente integrada al modo de vida de los Estados Unidos. La ley obliga a todos los beneficiarios a completar una licenciatura en una institución universitaria estadounidense acreditada o a servir en las fuerzas armadas por lo menos durante dos años.

Es decir, la ley tiene un claro elemento estratégico: sacar, de los 13 millones de indocumentados en Estados Unidos, las piezas más válidas y ponerlas al servicio del país.

Se trata de tender la mano y acoger aquellos que Estados Unidos siempre acogió: jóvenes, académicos, luchadores, gente hábil y avispada.

El decreto es lo que los propios americanos denominarían en una mesa de negociación “a win-win situation” –un negocio redondo para todos.

¿Qué es lo que pasa entonces? ¿Por qué el Dream Act todavía no es una realidad?

Bueno, está ahí, en todos lados, esa pequeña minoría ultra-conservadora, muy bulliciosa, intransigente y políticamente activa, que frena deliberadamente la iniciativa, que piensa que los indocumentados, sin excepción, son alienígenas de otra galaxia que llegan al edén a destruirlo.

No caen en la cuenta, que lo que el Dream Act representa, en el fondo, es el legado histórico que hizo de Estados Unidos un país libre.

En algún momento de esta semana, la próxima, o la siguiente a la próxima, los Senadores del Congreso de los Estados Unidos tendrán una oportunidad para demostrar si están del lado de Benjamin Franklin, el hombre que inventó “The American Dream”, o del lado de una minoría enferma y fanática que cree que el Dream Act es sólo una maniobra deliberada de amnistía generalizada para criminales tercermundistas.

Otros artículos de este autor Aquí - José Manuel Ortiz Benítez es Editor de Salvadoreños en el Mundo
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4 comments :

  1. "una fecha que los mortales siempre recordaremos como el día de la infamia que cambió el curso de la historia."

    Este frase ya la he escuchado antes en una pelicula de Morgan Freeman.

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  2. Lo que los americanos conservadores quieren es que la gente hispana y de color se vayan del pais. Punto.

    Pero eso nunca va a ocurrir porque ahora ya somos demasiados la gente de color que es parte de esta nacion loca y variopinta.

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  3. “que cree que el Dream Act es sólo una maniobra deliberada de amnistía generalizada para criminales tercermundistas.”

    Estos cheros anti-inmigrantes si que estan locos.Todos los americanos los buenos, los malos, los gordos, los flacos y los inteligentes llegaron a EE.UU. como inmigrantes en algun momento de la historia.

    Hay que poner la esencia en su sitio: todos tenemos derecho al llamado sueño amaricano.

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  4. bueno estos republicanos dan asco

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