El Salvador, ARENA un partido vigilante

ARENA, un partido vigilante
Por José Manuel Ortiz Benítez

Con dinero y poder las cosas suelen caminar bien, muy bien. Los problemas surgen con las derrotas y los traspiés. Desde su creación, el partido Alianza Republicana Nacionalista, ARENA, ha vivido más o menos en el idilio, se hizo con las riendas del poder y cabalgó el país por el sendero del unilateralismo.

Con el tiempo, apareció la corrupción, luego el sentido de sentirse dueño y señor de la cosa pública, más adelante brotaron las nefastas señales de la arrogancia. Al final, llegó el mazazo de la derrota.

Según se fue afianzando en el poder, el criterio de gestión pública de ARENA pasó a las manos de unos pocos, unos cuantos señores que, en los foros sociales, se les conoce con el nombre de “miembros selectos de la argolla dorada”. En sí, eso no hubiera tenido nada de malo, si los resultados hubieran sido otros, no los que están sobre el papel en el PNUD, la oficina de desempleo, en los registros migratorios de Estados Unidos, o los que están luctuosamente plasmados en Medicina Legal.

Hay pocas dudas sobre el resultado social y humano en nuestro país en los últimos 20 años de gobierno de ARENA. Es como si el desarrollo en áreas importantes, como las telecomunicaciones, la banca, la construcción –carreteras, puertos, aeropuertos y todas esas nuevas estructuras y centros comerciales– hubiera pasado de largo sobre las cabezas de la población más débil. No les causó gran efecto. Algunos sostienen que incluso los metió más en la miseria.

Me dice un amigo que tengo allá en Oriente, de quien sospecho simpatiza con la ala dura de la izquierda sudamericana, “Mirá, puta si lo que aquí falló es el modelo económico que levantaron estos areneros”.

–¿Y cuál es ese modelo fallido? – le pregunto.

–Puta, el neoliberal, el consenso de Washington– me responde, sin titubear y con una convicción intelectual infranqueable como pegada con cemento.

Bastante hay de eso, pero hemos de ser precisos: los modelos no son responsables de nada, las personas, sí. Es una obviedad como un muro de piedra, que, a veces, saco a relucir como simple principio, sobre todo, cuanto se pierde la perspectiva esencial.

Está claro, ARENA aplicó una forma de ver la vida acorde con el aludido consenso –más mercado y menos supervisión por parte del Estado. Pero el problema fueron las acciones concretas de las personas, a ellas tenemos que juzgar.

ARENA, mejor dicho sus dirigentes, fracasaron en muchas áreas, de las cuales resalto cuatro, 1) el desarrollo y avance de los débiles, que son la mayoría, 2) la seguridad, 3) la salud pública, 4) la educación, y poner a un líder lento de neuronas como candidato presidencial en el 2009, gran fallo que no cuenta como fracaso, sino como una mezcla de ambición y torpeza por parte de unos cuantos areneros, que llegaron a ostentar demasiado poder.

ARENA, como institución política, sin embargo, no acepta públicamente sus fracasos, ni torpezas. Se limita a hacer una tibia afirmación genérica que no va más allá de que “los partidos políticos no son perfectos”, lo que equivale a decir que, cuando llueve, el agua cae hacia abajo.

En la entrevista Ocho Punto de Nacho Castillo, el presidente del partido, el Sr. Alfredo Cristiani, dijo que el cambio que hay que hacer es una vuelta atrás “a los principios”.

El Sr. Cristiani, también habló de los ataques del presidente Mauricio Funes y se defendió con lucidez, pero sin tener razón. “Esos $500,000 han servido para comprar juguetes y repartirlos a los niños en todo el país”, dijo el Sr. presidente del COENA, con relación al escandaloso medio millón de dólares de dinero público que se habría gastado la ex primera dama, la Sra. Ligia de Saca, en la fiesta navideña de 2008, en plana crisis económica.

“Desde que entró (Mauricio Funes) sólo ha sido golpes y golpes. Si desea un pleito, ARENA también tiene, (pausa), sabe cómo hacerlo” zanjó el presidente del COENA.

Por otro lado, el que fuera maestro de la cultura y gran suministrador de ideas al partido ARENA, el Sr. Federico Hernández Aguilar, en una entrevista de audiencia nacional, advierte al Presidente Mauricio Funes que no deje la “vara de medir tan alta”, porque podría ser utilizada también en su contra al final de su mandato.

Si no fuera porque viene de alguien con esa solvencia intelectual y ex cargo público distinguido, la frase no tendría ninguna importancia.

Los ciudadanos tenemos el derecho a pedir que la vara de medir a los dirigentes públicos esté en lo más alto. ¿Qué es eso de pedir que la vara no se suba demasiado? ¡Cómo estamos de fino los intelectuales!

ARENA ahora ha pasado a ser partido de oposición, y aunque ha dado algunas señales públicas de querer cooperar con el gobierno de Funes, sigue sin tener una idea clara de qué es lo que tiene que hacer. Está todavía buscando aterrizar en suelo firme.

Con sus aliados en el primer órgano del estado, ARENA sigue siendo mayoría, pero no hay fiscal, no hay procurador, no hay nueva corte suprema de justicia, no hay concesión del puerto, no hay rumbo claro ...no hay ningún nuevo líder en la derecha. Eso sí, como han dicho los nuevos integrantes del COENA, “hay un nuevo partido vigilante”. Quizás eso explique lo de los micrófonos instalados bajo la mesa del nuevo ministro en Gobernación.

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