Derecho a réplica a Evo Priamo: Los que promueven el debate son unos "blogueros que, como todo marxista o paramarxista, se dan títulos pomposos"

El miedo al debate
Escrito por Ivo Príamo Alvarenga*

En las cuatro pasadas campañas presidenciales, el FMLN ha querido que su candidato debatiese con el de ARENA, a lo que esta se ha negado porque era dar al rival una importancia de la que carecía; era gratuitamente levantarle su perfil.

Ahora hay una insistencia en que Rodrigo Ávila discuta con Mauricio Funes, pensando los seguidores de este que sus 20 años de entrevistador tendiendo trampas y zancadillas a los entrevistados que no eran de izquierda, le permitirían confundir y derrotar al candidato de la derecha.

Entre los propulsores del enfrentamiento se distinguen unos blogueros que, como todo marxista o paramarxista, se dan títulos pomposos, pretendiendo representar a muchos cuando no son sino grupitos insignificantes. Otros son los patanes que escriben en las paredes “Rodrigo, debatí con Mauricio no seás c…” (sic), patanes que no son independientes, sino mandaderos del FMLN.

Los blogueros recientemente publicaron un artículo cuyo fondo, en el pedacito que leí, era que en toda la historia a un desafío ha correspondido siempre la aceptación, bajo pena de quedar descalificado el retado. En su pedante “demostración”, olvidaron varias cosas. Primera, que un caballero jamás en la historia se ha medido con alguien inferior a su clase. Eso fue lo que pensó Ávila cuando al inicio del debate sobre el debate, dijo que no discutiría con Funes, que no cuenta en el partido, sino con los comandantes que mandan. Segunda, que el primer llamado a combate lo hizo el mismo Ávila, proponiendo una justa entre las dos fórmulas, de aspirantes a presidente y vicepresidente.

Ahí Funes calló porque no tiene facultades para hablar a nombre de Sánchez Cerén, quien habría sido el gran abollado del choque. Hubieran salido a relucir su escaso refinamiento, su exigua formación y la abundante sangre inocente de su pasado reciente. Con razón, quien tuvo y tiene miedo al debate es él.

Algo que descuidan los fanáticos de Funes es que su habilidad para tender trampas y zancadillas como entrevistador las burlaba sin dificultad quien había aprendido la manera de descubrirlas. Rodrigo Ávila, que infinidad de veces fue entrevistado por Funes, de sobra sabe cómo sortearlas e incluso volverlas contra el “hábil” entrevistador.

Algo más para recordar es la inestabilidad emocional de Funes. Cuando da declaraciones a la prensa, no habla sino regaña, me decía un amigo. Exagerando, sin duda, pero basado en que cuando lo circundan los medios, pierde su sonrisita coqueta y su miradita colocha para jadear y alzar la voz. Sacarlo fuera de quicio en un encontrón a cuatro ojos sería facilísimo. Sin necesidad de mencionar sus tantos puntos débiles que lo distancian de un estadista; o a sus vínculos extrasalvadoreños, como la que sería “primera extranjera” entre las decenas de miles y miles de cubanos, venezolanos y otros foráneos, que vendrían a escupir nuestra nacionalidad.

Ávila no tiene por qué debatir con Funes, cuyas propuestas son simples sueños infantiles. Su legítimo contradictor sería José Luis Merino, del Partido Comunista, o a lo sumo Medardo González, de las FPL, los verdaderos jefes, quienes han prometido que de llegar al poder, el FMLN establecería un sistema socialista cuya implantación requeriría 10, 20, 30 años o más, o sea el tiempo durante el cual, no importa a qué costo, se mantendrían en el gobierno. Siguiendo el camino de Hugo Chávez que, según afirman, es el modelo al que aspiran. O el de Ortega y su pisoteo de todos los principios de libertad y democracia.

Fuente LA PRENSA GRÁFICA 10/2/2009

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