Recuento de fin y comienzo de año

Recuento
Por José Manuel Ortiz Benítez*

Cada fin de año nos da por hacer lo mismo: por hacer balance. No se lo recomiendo a nadie. Hay otros asuntos más importantes que atender, como ocuparse de la hipoteca, saldar los gastos del mes, llevar los niños al parque o limpiar la casa.

Como diría el embajador de las letras, “con el año ya cerrado y plegado en la maleta del tiempo”, el mundo seguirá su rumbo por la senda de la imperfección, imperfección atropelladora, a cuyos aletazos debemos de estar atentos para evitar caer centrifugados en su interior.

En las Tierras Santas, los escenarios arden y no es una exageración. Israel libra una guerra endiablada, que no termina nunca, para destruir a su vecino, los palestinos, sin tener demasiado en cuenta a víctimas civiles, mientras Hamás quiere, a toda costa, meterse de lleno otra vez en la siguiente Intifada, tirando cuetes al azar sobre la población israelí. (Foto AFP: Combates terrestres en Gaza)

Estos primos milenarios se toman las cosas literalmente a muerte, sólo que Israel cuenta con tecnología altamente sofisticada para hacer estallar cuerpos humanos, muchas veces de mujeres y niños inocentes que nada tienen que ver en los asuntos personales históricos que se traen los dirigentes judíos y palestinos desde tiempos de Abraham.

Ante el drama, la ONU exige el “cese inmediato” de la violencia en esa zona, como si se le pudiera exigir algo a Israel. Con el registro histórico sobre la mesa –se puede decir creo yo, como se dice en nuestro lúcido y pintoresco lenguaje coloquial guanaco– que a Israel lo que le diga la ONU sencillamente “le vale riata”.

Más cerca de nuestro hemisferio, Raúl Castro, el hermano menor del eterno Fidel Castro y Presidente del Consejo Comunista en la isla, pide a los cubanos “más austeridad”, como si los cubanos estuvieran enganchados por una manguera al consumo de gran escala. Con la ayuda del bloqueo de parte de los Estados Unidos, parece que los hermanos Castro se han propuesto reventar el término “austeridad”. Llevan cabalgando sobre ese concepto desde 1959. A ver si Mr. Obama desamarra el embargo y mete a Cuba en la onda de la globalización. Si lo consigue, la libertad de disentir económica y políticamente en la isla será sólo una cuestión de tiempo, como hacer arroz en una cazuela.

Nosotros los salvadoreños, noble pueblo de raza, descendientes del Gran Quetzalcóhuat, amantes de la pupusa y la kolashampan, estamos preocupados por resolver el expediente: de este lado de la frontera, el difícil y violentado expediente electorero, en el que algún partido político primero se presta a regalar canastas con granos básicos delante de las cámaras y después corre a acusar al vecino de “practicar populismo barato”; y al otro lado de la frontera de México y EE.UU., el expediente de la reinscripción al TPS, que sigue en números flacos, a pesar de las 3 visitas, en diciembre pasado, de nuestro súper-presidente transnacional de descendencia palestina. Menos mal que el Presidente había anunciado una reducción de gastos en viajes. Se reducirán los viajes oficiales y “se harán únicamente los viajes estrictamente necesarios” recordó al pueblo el Presidente a mediados de 2008.

El TPS le preocupa al Presidente, pues es su única apuesta para los salvadoreños en el exterior. De los derechos políticos no quiere ni hablar. Sobre eso, parece que ya se pronunció holgadamente: “en el futuro el camino quedará allanado”. Aquella fue una afirmación bien concreta, sólo que en la palabra “futuro” cabe todo el tiempo de la eternidad.

En el campo económico, algunos economistas proponen la solución para el año que empieza: a los banqueros, más liquidez en forma de dinero público y a los trabajadores, producir más, más y más con un sueldo que se tambalea con el peso de la canasta básica, a pesar del aumento del salario mínimo.

Son tiempos de penurias, sobre todo, para los pobres y los inmigrantes. Pero no es responsabilidad de nuestros gobernantes, sino de alguna fuerza mayor planeada por los dioses con el beneplácito del destino, que, como Israel, castiga de forma desproporcionada, más fuerte a los débiles que a los que toman las decisiones.

Ante la crisis, sin embargo, lo peor sería caer en la desesperación. Hay que intentar huir de ella, aunque ésta se empeñe en seguir nuestro rastro.

La crisis será “cruel, brutal y larga”, dice el último Nobel de Economía, Paul Krugman. El único que le lleva la contraria es el Presidente de la República Elías Antonio Saca, que según muchos no es menos sabio, pero, otra vez, parece estar peor informado –prefiero eso a pensar que nos miente descaradamente.

Según los cálculos del Presidente “el año 2009 será un año bueno para El Salvador”.

Creo que lo mejor, en estos tiempos de poca piedad, es no hacer balance, sino estar atentos, muy atentos, buscar a toda costa esa oportunidad que dicen representa esta crisis y, sobre todo, mirar para el frente, que en el 2009 nos la jugamos.

Feliz año, buenas noches y buena suerte.

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*Miembro de Salvadoreños en el Mundo

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