La gran losa invisible atada al pie de Zablah

Por José Manuel Ortiz Benítez*

Si hemos de ser objetivos y honestos con el análisis, no podemos navajear las virtudes del recién escogido vicepresidente de ARENA, Arturo Zablah, con eso de que el hombre vuelve a su “tierra ideológica natal”, o que es meramente una medida a la desesperada por parte de ARENA para agarrarse al poder como una garrapata. (Foto LPG)

En democracia las medidas desesperadas de los partidos políticos para re-inventarse o para salvarse el pellejo de la quema están totalmente permitidas.

Ambos partidos han tenido que recurrir, en cierto modo, a este tipo de medidas aperturistas extremas e inéditas, no se sabe todavía, si para abrirse realmente o para salvarse de la chamusca. Para ello han puesto en sus tickets presidenciales y vicepresidenciales a hombres de "más rigor", como es el caso de Mauricio Funes y Arturo Zablah, que no son precisamente militantes extremistas o, como se dice más levemente, “de camiseta sudada”.

El Señor Arturo Zablah es un tipo inteligente, mediático, “de altura”, como no, y eso no podemos negárselo al prójimo, ni al viento.

La cuestión es ¿hay elementos de “contradicción” de parte de Zablah por haber decidido finalmente irse a promocionar su “Alianza por el Cambio” al interior de un partido que hasta hace un año había considerado un partido sociablemente anestesiado, políticamente amortizado y potencialmente corrupto?

Veamos.

Es cierto, puede que el considerado por algunos como “volantazo repentino” del Sr. Zablah de aceptar la vicepresidencia arenera sea tomado como un cierto “reculón de principios” de su parte, pero visto del otro lado, también se podría tomar como una modesta apertura, quizás auténtica, esta vez, por parte de ARENA al poner en sus filas a un tipo habilidoso del que se sospecha, con la papeleta de causa revisada, tiene alguna sintonía suelta en el centro izquierda del espectro ideológico nacional.

Digo “modesta” y meto la duda del “quizás” con cuidado sin meter el dedo demasiado en la llaga por respeto a la Alianza por el Cambio de don Arturo. Sin embargo –al margen de la prudencia que debemos tener a la hora de juzgar con el machete desenvainado la implementación de esa nueva edición de la Alianza por el Cambio de Zablah ahora desde el interior de ARENA– no podemos decir lo mismo del Sr. Ávila pues, a pesar de sus buenas intenciones y sinceridad lingüística, su elección resultó del fruto de un proceso democráticamente chafado orquestado por algunos que, al parecer, todavía siguen tomando las decisiones, por supuesto, desde atrás, donde nadie los pueda ver.

Si a eso sólo le damos la importancia de un detalle menor, que se puede dejar pasar por alto, o incluso, peor, aceptarlo tal cual la realidad, como aquello de que, “al fin y al cabo, la política tiene estas pequeñas imperfecciones con las que la gente común y corriente puede vivir sin mayores complicaciones”, pues, entonces, sigamos con lo demás, que no es poco: elijamos un presidente que, hoy por hoy, objetivamente, no tiene la superioridad de credenciales –dominio del lenguaje, golpe mediático, capacidad de liderar, ni siquiera la voluntad de debatir con el contrario– que se requieren en el puesto para enfrentar la crisis y abordar el tan mencionado cambio que todos queremos ver y disfrutar a nuestro alrededor. (Foto LPG)

Habían otros candidatos mucho más sólidos, pero el proceso ya venía macaneado desde atrás, por los tres señores fuertes de quienes sospecho no han sido realmente honestos, ni con el proceso, ni con sus correligionarios, pero que ahora, por si acaso, nos venden la marca Zablah y su Alianza por el Cambio desde el interior de ARENA.

Pongo en duda la cuestión de fondo, no la estrategia política de última hora de traer a Zablah.

La estrategia es buena, pero un poco arriesgada, quizás más para Zablah y su propia alianza particular que para la Alianza Republicana Nacionalista.

Realizar un proceso de selección del mejor hombre disponible mediante el dedazo y después ratificarlo por otros mecanismos pseudo formales –por favor, si le parece, “todos alcen la mano ahora y ratifiquen” por ejemplo– como lo hizo el FMLN con Mauricio Funes, en el estadio Cuscatlán, es un gafe democrático que, en un país, como el nuestro, en proceso de democratización, se puede tragar, incluso por personas inteligentes, siempre y cuando lo tomemos como tal, un dedazo.

Sin embargo, me resulta mucho más difícil digerir la selección de un candidato mediante un proceso llamado “la Democracia va en serio en ARENA” en el que el resultado estaba amañado de antemano y en el que el elegido resultó ser el menos cualificado para el puesto de todos los contendientes finales como así lo anunciaban las encuestas en aquel momento.

¿Dónde está el problema realmente? El problema aunque parezca sólo una cuestión de formas, es una cuestión de fondo. Para mí, que me considero un modesto demócrata amateur, la cuestión es bien simple: se vendió un dedazo como algo democrático e histórico y se escogió al menos preparado de todos, quien aceptó entonces, y acepta ahora, que los que lo habían apoyado en el proceso fueron el Presidente Elías Antonio Saca, René Figueroa y Cesar Funes, entre otros.

¿Y esto qué tiene de fondo? Primero y más importante, que no hay un liderazgo sólido en Ávila, lo hay más en Zablah -lo digo con todo el respeto que el candidato presidencial se merece. Segundo, que no hay una ruptura clara y tajante, ni con las políticas, ni con las personas del pasado como se nos anuncia -en la práctica, Tony Saca, Eduardo Barrientos, Mauricio Suvillaga, Guillermo Gallegos, Cesar Funes y otros, siguen estando donde estaban. Tercero , que estos señores no fueron honestos con la gente en aquel proceso.

¿Y esto que tiene que ver con el Sr. Arturo Zablah? Bueno un hombre por si sólo no cambia el orden de cosas en una potente maquinaria partidista como es ARENA. Si el Sr. Zablah ha negociado otros términos, como por ejemplo, tener sus propios colaboradores en esta cruzada, quizás tenga “algo” de maniobra para implementar algunos buenos parches de su Alianza por el Cambio. Pero si no ha negociado nada de antemano con los que realmente mandan, los deseos de Zablah y todo este espíritu renovador del cambio quedarán dejados de la mano de la buena voluntad del COENA. Y visto sus integrantes, hoy por hoy, nada apunta a una desunión tajante y contundente respecto de las personas, las políticas y los programas del pasado: más mercado y menos estado, secretismo del financiamiento de partidos políticos, plantón a ley de acceso a la información y transparencia del gasto público, defensa de intereses de reducidos grupos económicos, baja inversión en referencia al PIB en lo social, impuestos “iguales y lineales” para todos, moratoria fiscal, prohibición del aborto en todos los supuestos, exclusión política de los salvadoreños en el exterior, mantenimiento de la ley de amnistía del 93, vigencia del estatus quo institucional –el Tribunal Supremo Electoral, Corte de Cuentas, negocios políticos únicamente entre ARENA, PCN y PDC, sólo para mencionar algunos.

Naturalmente el FRENTE hace poco o nada para incluirse en esas negociaciones. Pero hay otros problemas para Zablah, que no tienen nada que ver con su capacidad como buen político o con la poca sangre y voluntad del FRENTE de querer inmiscuirse en las negaciones de ARENA, el PDC y el PCN.

Aceptar la candidatura a la vicepresidencia por ARENA supone irremediablemente aceptar también los principios amañados que arrojaron a Rodrigo Ávila como candidato electo. Con ello Zablah pierde como mínimo una cosa: legitimidad en su propio proceso. Si uno es el escogido por alguien resultado electo de un proceso amañado, uno, inevitablemente, se vuelve parte de ese enmarañamiento democrático.

Si a usted eso no le dice nada a estas alturas del juego, está en su derecho y quizás eso no le suponga tener un tiempo de más o de menos en su dieta diaria, al fin y al cabo, la humanidad está llena de incondicionales y detractores, de individuos que se toman la Democracia más a la ligera, pero el hecho tiene relevancia para aquellos que creemos en los procesos democráticos y en la honestidad que hemos de exigir a los cargos públicos: la propia transparencia del proceso de selección de ambos candidatos queda en entredicho.

Por otra parte, la insistente defensa de que el proceso fue democrático y equitativo para todos los contendientes por parte de sus promotores dice mucho de su rectitud y de sus deseos de cambio.

Al final, uno se queda con el mal sabor de boca que, una vez más, se han impuesto los peces gordos: han puesto a un candidato que no destaca como lo hace su contraparte y lo han reforzado con un tipo inteligente y hábil que destaca pero que sólo puede aspirar a estar por debajo del primero, que es muchísimo más inferior que el segundo.

Y esa, mis queridos amigos, quizás sea la gran losa invisible atada al pie de Zablah. Aparte de lo anteriormente señalado, su capacidad dialéctica, su forma de liderar, de convencer, su pegada mediática, su facultad de analizar y procesar situaciones complejas, sus determinación por el cambio y su habilidad para tratar cosas dolorosas, sin remordimientos esquizofrénicos, como la autocrítica, la corrupción institucional, la aceptación abierta de que las cosas se han hecho mal desde dentro de ARENA, estas virtudes de esencia que tiene el Sr. Zablah están infinitamente por encima de las del Sr. Rodrigo Ávila, el hombre que lo ha escogido y a quien, de ahora en adelante, tendrá que seguir, acatar y obedecer, al menos que se cambien los papeles y que, de ahora en adelante, quien mande sea el candidato a vicepresidente.

Para finalizar de otra forma, no quiero culpar a estos dos señores, sino zanjar de forma clara, que la responsabilidad de verse obligado a tomar todas estas medidas extremis para salvarse del riesgo del hundimiento, sobre cae en las cabezas de ese reducido grupo con poderes excesivos que apoyó al peor candidato posible, sirviendo así en bandeja de plata la posibilidad real que ahora tiene el FMLN de ganar las próximas elecciones.

Ahora que no nos vengan con el cuento del miedo, de hablar con nuestros empleados, de sugerir la intervención de Estados Unidos y de salir a la calle, con el pecho descubierto y el chuchillo entre los dientes, a salvar el país del caos, que el FRENTE viene pisando fuerte, derribando muros y destartalando encuestas. Para eso se inventaron precisamente las primarias y los procesos democráticos internos, para legitimar y poner al mando de la situación al mejor hombre que se tiene disponible, no al último de la fila o al más dócil para influenciarlo después desde otras instancias.

*Miembro de Salvadoreños por el Mundo

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